viernes, 28 de septiembre de 2012

EN CADA ESTRELLA Y EN CADA LATIDO

Las estrellas iluminaban la noche, la luna acompañaba a la nostalgia de aquel gran amor que tanto quiso,  amor que será inolvidable y que hoy solo queda en un gran recuerdo de un corazón enamorado.
 Pensar que esa noche sería la última vez que te vería, recordar que hace poco estábamos juntos y oírte decir : “TE AMO” palabras que siempre quedarán grabadas en mi memoria como todo lo maravilloso que fue estar junto a ti.
Eran las 8pm, yo te esperaba con ansias como cada noche en mi casa, sin imaginar que ya no volvería a  esperarte como siempre, (sonó el timbre) es él, el amor toca a mi puerta, dije emocionada.
-          Ella: i Hola! Mi amor.
-          Él: Hola princesa (se besan).
-          Ella: Sabes, te extrañé tanto, eres lo mejor que tengo, nunca te alejes de mi.
-          Él: Nunca mi amor, y desde donde esté, si es de noche te acompañaré en cada estrella.
-          Ella: y… si ¿es de día?
-          Él: estaré en casa latido de tu corazón.

En otro cálido y hermoso beso se selló una vez más que el amor de ambos era puro y sincero, que no había nada que opaque ese sentimiento y que cada momento era único y verdadero.
Al transcurrir las horas, Tania y Josué la pasaban muy bien juntos, conversaban de todo un poco y los besos complementaban aquella grata y dulce compañía de los dos. Él la lleva a su casa y en la puerta le dice:
         
-          Él: Amor, Sabes cada momento contigo es único, cuando estoy cerca de ti no se que me pasa, siento que el tiempo se detiene y que las horas no cuentan si estas a mi lado.
-          Ella: corazón, me harás llorar, no quiero que esto acabe nunca, eres lo que tanto esperaba y sin temor a equivocarme, el amor de mi vida.
-          Él: Princesa, hoy me siento con ganas de decirte tantas cosas pero sé que si algún día no estoy a tu lado recuerda que desde donde esté seré la estrella que te iluminará desde la ventana de tu cuarto para que no se te sientas sola y en cada latido será mi voz decir: TE AMO!
-          Ella: Amor que linda palabras, pero por favor no me asustes, siento como si te despidieras.
-          Él: tranquila, todo está bien, solo tenía la necesidad de decírtelo.
-          Ella: ¿Me das un beso? , pero que sea el más especial, uno que me llegue al alma y que sostenga hasta que te vuelva a ver.
-          ÉL: Claro que sí mi amor, hasta volverte a ver.
(Y  ese beso fue el último, un beso que jamás Tania pudo olvidar, que aún lo recuerda como si fuera ayer.)
Al llegar a casa, Josué empezó a sentirse mal, un dolor muy fuerte en pecho y no pasó mucho tiempo y un infarto lo llevó  a su triste final.
Cuando me enteré de lo que te había pasado, sentí morir, no podía creerlo, tú mi gran amor ya no estabas más conmigo pero entre mi dolor recordé aquellas palabras que me dijiste: “Recuerda que desde donde esté seré la estrella que te iluminará desde la ventana de tu cuarto para que no se te sientas sola y en cada latido será mi voz decir: TE AMO!”.
Aunque te extraño demasiado, esas palabras son mi consuelo, pero sé que muy pronto estaremos juntos, mientras tanto todas las noches te contemplo desde mi ventana y cada día mi sustento es oír tu voz decir: TE AMO en cada latido.



lunes, 24 de septiembre de 2012




Manzana prohibida

Cada día al esconderse el sol  y dar paso a la noche salgo de mi refugio, para estar parada en una esquina,  que es  lo que me toco vivir ,me dicen la manzanita  como la fruta jugosa y durita que todos quieren comer tan solo por unas moneditas .

Cada noche soy la única parada en una cuadra porque no hay otras frutas que me hagan la competencia, aunque ya parezco una manzanita arrugadita, muchos aun me desean y me comen hasta satisfacer su hambre.

Una de esas noches vino a mí un joven de 14 años más o menos, tenía hambre de deseo, entonces yo muy amable por unas moneditas lo deje satisfecho y con una sonrisa de oreja a oreja, porque era su primera vez y sentía que ya era un hombre para la sociedad.

Le habré gustado tanto a ese chiquito, que venía   una y otra vez hacia mí, y aunque como siempre me dejaba mis moneditas,  también me gustaba como me comía y disfrutábamos juntos, porque ambos éramos muy tiernos.

Pasaron 2 años y el joven ya tenía 16, pero aún me visitaba y me comía ,y me comía una y otra vez, aunque a veces no le alcanzaban las moneditas el movía la cabeza de un lado a otro para que lo entendiera, yo seguía con el porqué ya me había enamorado.

El tiempo pasaba y aunque otros por moneditas también podían comerme, no me sentía bien, pero sabía que eso era lo que me toco vivir, y aunque me quedaba poca fuerza, siempre trataba de seguir parada y firme como lo hago en mi esquina.

A pesar de mi tristeza, me sentía un poquito feliz de ese chiquito que me visitaba al menos 3 veces a la semana .Cuando sabía que vendría a verme, me maquillaba y me ponía mi mejor traje de manzanita para verme más bonita para él y así no se canse de venir a buscarme

Y aunque el tiempo pasaba yo me arrugaba cada día más, en cambio él  se hacía hombre y ya era mayor de edad y aunque aún me visitaba, lo sentía un poco raro, y le pregunte porque estaba así, entonces él se quedo hasta tarde conmigo y me contó lo que estaba pasando.

Un día paseando por el centro de la ciudad de Iquitos vi al chiquito muy cariñoso con mujer de su edad, al verlo mis ojos no pararon de llorar y me dolía no poder hacer nada para impedirlo porque sabía que solo era su manzanita.

Yo tenía solo una amiga a la que le podía contar mis cosas y era Rosa, qué era también una frutita, le conté todo y lo primero que  hizo es poner una cara de pocos amigos, que yo la entendí rápidamente, y verbalmente me dijo que me olvide del chiquito y sepa cuál es mi lugar y que lo deje ir porque tú podrías ser su madre o abuela, me quede calla y me fui pensando que tenía razón.

Como de costumbre lo estaba esperando como toda una manzanita que espera su gusanito para que se la coma por dentro, pero nunca llegó y era la primera vez que me quede con las ganas de verlo, pero mi corazón sabía el porqué no llegaba. Pasaron los días y no se apareció más por mi cuadra,  aunque siempre lo esperaba hasta tarde con la esperanza de que venga a mí como la primera vez, él no volvió. Entonces recordé lo que me dijo Rosa y lo repetía una y otra vez como si ella me lo estaría diciendo.

Desde ese día aún  la gente come manzanita por unas moneditas como de costumbre, pero yo quisiera que me coma solo aquel chiquito que tuvo su primera vez conmigo  y seguiré esperándolo en mi cuadra hasta que ese día llegue, ¡ojala no sea muy tarde!,y que Rosa no me joda.


Alminagorta Via y Rada ,Enzo

viernes, 14 de septiembre de 2012

La confesión


De regreso a casa, cansada y un poco asustada, recordaba paso a paso la frialdad con que un periodista relataba el acto más salvaje que había oído hasta ahora en toda mi vida y en todos mis años trabajando como fiscal, lo peor de todo es que tenía la sensación de que algo muy malo estaba por ocurrir.
 Esta mañana me levanté más temprano que de costumbre y a la vez agitada, debido a un mal sueño, mejor dicho una pesadilla; en la cual era perseguida por un hombre  que llevaba en sus manos una sierra y gritaba diciendo: “ te llegó la hora, tú también eres una obra de arte, pronto serás admirada por todos”. Sin embargo no podía recordar su rostro, color de piel, ni tampoco el tono de su voz.
Tomé un baño de agua fría que me refrescó el cuerpo y despejó todos los malos pensamientos del mal sueño. Llegué a mi centro de labores; hoy me tocaba interrogar a un hombre de prensa de nombre Ricardo  Vásquez que había descuartizado a su presunta pareja sentimental Enrique Amestar, un masajista de solo 26 años.
Para iniciar le mostré a Vásquez una foto del DNI de la víctima y le pregunté por él; entonces relató la historia: “Lo conocí desde hace más o menos seis meses por Facebook. Lo contacté porque ofrecía servicios de masajes y rehabilitación. Solicité sus servicios y llegó por primera vez a mi departamento entre enero y febrero de este año. Llegó con sus implementos y me brindó servicio de masajes  e intercambiamos números telefónicos. Hemos tenido amistad por el servicio de masajes que me brindaba. Y después porque comenzamos a salir a pasear e ir al cine, generalmente los domingos. No he tenido ni amistad ni enemistad alguna.
Ese día lo llamé para que me haga unos masajes porque me sentía demasiado estresado por el trabajo, terminado su trabajo nos miramos fijamente, nos acercamos el uno al otro y nos abrazamos. Sentí que me pertenecía, tenía la necesidad de que todo su cuerpo  perfecto como una  escultura fuera solo mío, pero no así, sino más bien que cada parte de su anatomía sea exhibida en todos los ambientes de mi espacio privado y  único, mi departamento. Mostrárselos a todos como obras de arte dignas de admiración,  yo sé que Kike como le decía de cariño siempre quiso ser admirado por todos y soñaba que cada parte de él se convirtiera en obra de arte, él me lo dijo, es por eso que no me arrepiento de nada porque sé que hice lo correcto”.
Terminada su declaración tan serena y alegre como si hubiera hecho una obra de caridad, el periodista me miró fijamente, sonrió y me dijo en voz baja, casi susurrando: “tú también eres una obra de arte, pronto serás admirada por todos”; no podía creer lo que escuchaba era la misma frase que me dijo ese hombre en mis sueños, en ese instante se me nubló la mente y recordé mi pesadilla y pude reconocer su rostro era el mismo, es decir era el periodista asesino el que me perseguía, volví en si y solo escuchaba la carcajada de aquel hombre que se iba custodiado por los policías.

Por: Gissela Carhuamaca Portillo

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Mi Condena



Aquí estoy,sentada,con esposas en mis manos, varios policías observándome, puedo verlo,hay miedo en sus ojos. ¿Porqué? ¿Qué fue lo que hice? Ah, ya recordé, fue por ese motivo, una tragedia, en fin, no podía resistirme, me sentía un objeto inútil.

Estoy a punto de contarles, lo que yo hice, por mi dignidad, para que todos sepan que ningún hombre puede pisotear a la mujer, me llamo Sofia Esperanza Arias Ramo y esta es mi condena...

Todo empieza cuando terminaba mis labores vendiendo mi caldo de gallina, mi esposo me ayudaba con los hambrientos clientes, quienes en su mayoría venían con buenas referencias de otros consumidores.

El negocio era rentable, era una mujer feliz, todo prosperaba como tenía que ser. Un día apareció un taxista muy atractivo, era de estatura media, desde el primer momento,hubo una conexión entre los dos -aunque él no lo supiera- iba a recoger a su madre, otra vendedora de comida quien se encontraba muy cercana a mi puesto.

Sin darme cuenta, ella ya nos estaba presentando, el se mostró muy amigable conmigo, yo viví enamorada de esa mirada tan penetrante que llegó a causarme sensaciones diferentes en mi persona, por unos momentos olvidaba a mi esposo y me concentraba cada noche pensando en David Nicolas Quichua Merino

Sin embargo, mi esposo me serviría para mis propósitos, no insistí hasta presentarle a David para que le hiciera taxi, y poco a poco forjaron una confianza por la cual podía verlo seguido.

Mis salidas amorosas con David se incrementaron debido a que me enteré que mi esposo sostenía aventuras con otras mujeres, esto por supuesto, no me importaba del todo, solo conseguía que me acercara a David.

Las cosas empeoraron cuando pasado un tiempo, David me dijo que nuestra relación informal ya no podía continuar, que él había encontrado una mujer mucho mejor, por supuesto, me negué a que me dejará, era imposible que él me hiciera esto, así que mi último movimiento fue el buscarlo en su hogar y decirle que me acompañara a un hotel, que sería la última vez que nos veríamos, accedió afortunadamente.

Espere muchas horas para que el cayera profundamente dormido, debido al cansancio de su trabajo, cuando vi que sus ojos se cerraron completamente, saqué de mi bolso mi enorme cuchillo el cual lo afilaba siempre para matar pollos, me dirigí lentamente hacía su parte íntima y se le corte desde la base el pene, podía ver como la sangre fluía lentamente, me sentía feliz por esta hazaña, él ya no iba a irse con otra persona, pero la felicidad me duró muy poco, porque a los pocos minutos me entró la razón y veía como perdía mucha sangre, así que lo lleve a un hospital lo mas pronto posible, donde después llamé a la policía y me declaré culpable por lo que fui llevada hasta la comisaría; mientras los periodistas ya estaban al tanto de esto, me observaban como yo iba lentamente hacía la sede policial para sentarme a declarar este terrible acto, ahora, esperaría con ansias mi condena, pero tenia claro que él ya no le pertenecería a nadie mas...

Por:  Samuel Moreno Luna

Pesadumbres de un bolso



Pesadumbres de un bolso

Nunca alguien le dio un nombre, tampoco le fue necesario, puesto que lo que lo que era cumplía con proporcionarle todas las bondades de un apelativo. Nuestro descuidado camarada y fiero guardián de todo objeto que a su interior sea encomendado, no hacía más que quejarse y rezongar.
-¿Pero a qué clase de lugar hemos venido esta vez? O sea, primero llegamos a una ciudad súper húmeda, que un poco más veo pescaditos volando, con un smog que me empañaba el poco paisaje que había para mí, y ahora llevamos más de 12 horas por este desierto, que ya veo como me comienzo a cuartear, ¿cómo es que me he ganado esto?
Bueno, falté mencionar que es un tanto presuntuoso, pero esa no es razón para criticar a este fiel bolso, además, piénsenlo ustedes, cuánto tiempo creen que dure uno como él, quien además es llevado en interminables y desgastantes viajes que comienzan ya a tomar factura. Hay que preservarse, y los diversos climas de nuestra costa no amparan en nuestro fiel bolso.
Llevaban ya varias horas viajando en una minivan, y el bolso iba engalanado por su carga, algunos cientos de dólares y otros miles de soles, nada mal para un maltratado accesorio de segunda mano. Al aproximarse al desierto de Sechura fueron intervenidos por la policía de carreteras, nada grave, una simple revisión de rutina eso sí, nuestro bolso no se dejó amenizar por esto, y se aferró con fuerza a su preciada carga, y al parecer fue tal su ímpetu que terminó rodando por la puerta abierta de la van, la cual se alejó del ahora indefenso bolso, cubriéndole de polvo y arena.
Estaba tan mareado el pobre bolso, que mas bien parecía tener mal de altura, ni se percató del momento en que era levantado por algún oportunista transeúnte, eso sí, tuvo la reacción suficiente para impedir, o a lo mucho dificultar que viesen su contenido. Nuestro pobre bolso se sintió violado, inútil, ¿cuál es el sentido de un bolso si este no puede proteger lo que le confían?
Fue llevado ante otros sujetos con la misma vestimenta que el primero
-Se repartirán mis pertenencias
Pensó angustiado el bolso, pero no fue así, sino que fue subido a una motocicleta y llevado en la espalda de aquel individuo.
-Ahora seré el botín de algún motociclista, un rebelde sin causa, ¿Qué será de mí?
Fueron alrededor de 15 minutos, sin saber si se iba al norte o al sur, parecía ser la misma carretera, pero a dónde le conducían, era la interrogante. Una figura familiar estaba enfrente, parecía ser la van en la que estaba viajando con los demás turistas.
-Pedirán una recompensa por mí, pensó entre angustia y felicidad.
Pero nada de eso, fue entregado gentilmente a quienes correspondía, habiendo mantenido a salvo la carga que se le había encomendado, aquel transeúnte era un policía, y optó por regresar a este hedonista y un tanto deteriorado bolso.
El siguiente destino era Máncora, a ver si podría descansar un poco, ya que entre aviones, autobuses, y abandonos en la carretera paree que de vida útil, ya poco le queda. 

Por: Angel Bouroncle

martes, 11 de septiembre de 2012

El Mediador


EL MEDIADOR

Ese día  dos países esperan que este dentro de los tres palos para poder explotar de alegría al saber que han cumplido el objetivo.

No se imaginan cuanto me duele que me pateen, pero tengo que soportar el dolor y tragármelo para ver a otros reír y celebrar de felicidad cuando pase la línea que diga gol.

La blanquiroja sale a la cancha decida a ganar y todos los jugadores  me abrazan y me besan para que cumplan el objetivo, los venezolanos hacen los mismo porque también quieren ganar, y me ponen en una situación muy difícil porque sé que uno estará feliz y otro se ira triste. A veces prefiero no entrar y que ambos equipos se vayan cada uno a media felicidad.

El árbitro toca el silbato y el juego ha empezado, me golpean de un lado a otro para poco a poco acercarse al área y poder rematar, una y otra vez la blanquiroja patea al arco y decido no entrar, porque no me decido que hacer, los jugadores hablan y reniegan porque después de varios intentos no decido entrar.

Antes de acabar el primero tiempo cobran un tiro libre para Venezuela y no sabía qué hacer, venía el jugador mas fornido a pegarme y yo tenía mucho miedo, cerré los ojos y simplemente deje que me patee sin hacer algo para impedirlo, sin darme cuenta estaban celebrando los venezolanos, y la hinchada y los jugadores peruanos  estaban tristes porque aun estando de local no podían ganar.

Empezó el segundo tiempo y estaba resentido con aquel venezolano que me pateó en el tiro libre y me hizo retorcer de dolor  y no vino ni siquiera a sobarme como cuando empieza el partido, que todos me abrazaban y me besaban.

Decidí entrar en el arco contrario. El ataque peruano se venía con muchas ganas, entonces aproveche la oportunidad para poder vengarme de los venezolanos que no tuvieron  compasión por mí. En la jugada final un negrito me pateó con mucha sutileza y entre sin dudarlo; empezó la fiesta, todos celebran y aunque se olvidaron otra vez de mí, almenos estaba un poco feliz de haberme vengado de  los venezolanos.

Estaba más tranquilo tras haber cumplido mi venganza pero no estaba satisfecho y decide que la blanquirroja gane el encuentro y que los venezolanos se vayan tristes como yo me sentí cuando me pegaron.

El equipo peruano empezó con la jugada de ataque y yo corría de una lado a otro con mis pequeñas patitas que la gente ni las ve ,iba por el suelo y a veces hasta volaba por el aire y caer en los pies del otro jugador, continuaba el ataque y los jugadores peruanos ya se acercaban al área contraria ,entonces quede nuevamente con aquel negrito que me pateo en el primero gol y pensé que iba hacer los mismo y patear con sutiliza, pero no fue así ,también fue malo conmigo y pateó tan fuerte que me hizo llorar  ,mis patitas estaban casi fracturadas y ellos gritando de alegría.

Decide vengarme del equipo peruano  pero no tenía tanta fuerza para ello, lo intentaba y lo intentaba pero mis patitas ya no daban más, en cada ataque peruano luchaba para no ingresar porque no quería que anoten más.

Estaba tan débil que me frustraba al no poder cumplir mi venganza de que al menos ambos equipos empaten y yo poder irme algo tranquilo al saber que nadie gano, no lo pude lograr porque el arbitro volvió a tocar el silbato pero esta vez fue para dar por terminado el partido.

El árbitro pidió a los jugadores que me entreguen a él, y muy amable me abrazo y me sentí un poco mejor, soy el balón y aunque todos me patearon almenos al final uno se apiado de mí y me llevo a su casa como recuerdo de aquel partido.

Desde ese día tengo muchas ansias de que el próximo partido de Perú llegue, para poder cobrarme venganza de la desconsideración que tuvieron conmigo y sobre todo de aquel negrito que me pateo como si fuera piedra que no siente.

Por Enzo Alminagorta Via y Rada