miércoles, 12 de septiembre de 2012

Pesadumbres de un bolso



Pesadumbres de un bolso

Nunca alguien le dio un nombre, tampoco le fue necesario, puesto que lo que lo que era cumplía con proporcionarle todas las bondades de un apelativo. Nuestro descuidado camarada y fiero guardián de todo objeto que a su interior sea encomendado, no hacía más que quejarse y rezongar.
-¿Pero a qué clase de lugar hemos venido esta vez? O sea, primero llegamos a una ciudad súper húmeda, que un poco más veo pescaditos volando, con un smog que me empañaba el poco paisaje que había para mí, y ahora llevamos más de 12 horas por este desierto, que ya veo como me comienzo a cuartear, ¿cómo es que me he ganado esto?
Bueno, falté mencionar que es un tanto presuntuoso, pero esa no es razón para criticar a este fiel bolso, además, piénsenlo ustedes, cuánto tiempo creen que dure uno como él, quien además es llevado en interminables y desgastantes viajes que comienzan ya a tomar factura. Hay que preservarse, y los diversos climas de nuestra costa no amparan en nuestro fiel bolso.
Llevaban ya varias horas viajando en una minivan, y el bolso iba engalanado por su carga, algunos cientos de dólares y otros miles de soles, nada mal para un maltratado accesorio de segunda mano. Al aproximarse al desierto de Sechura fueron intervenidos por la policía de carreteras, nada grave, una simple revisión de rutina eso sí, nuestro bolso no se dejó amenizar por esto, y se aferró con fuerza a su preciada carga, y al parecer fue tal su ímpetu que terminó rodando por la puerta abierta de la van, la cual se alejó del ahora indefenso bolso, cubriéndole de polvo y arena.
Estaba tan mareado el pobre bolso, que mas bien parecía tener mal de altura, ni se percató del momento en que era levantado por algún oportunista transeúnte, eso sí, tuvo la reacción suficiente para impedir, o a lo mucho dificultar que viesen su contenido. Nuestro pobre bolso se sintió violado, inútil, ¿cuál es el sentido de un bolso si este no puede proteger lo que le confían?
Fue llevado ante otros sujetos con la misma vestimenta que el primero
-Se repartirán mis pertenencias
Pensó angustiado el bolso, pero no fue así, sino que fue subido a una motocicleta y llevado en la espalda de aquel individuo.
-Ahora seré el botín de algún motociclista, un rebelde sin causa, ¿Qué será de mí?
Fueron alrededor de 15 minutos, sin saber si se iba al norte o al sur, parecía ser la misma carretera, pero a dónde le conducían, era la interrogante. Una figura familiar estaba enfrente, parecía ser la van en la que estaba viajando con los demás turistas.
-Pedirán una recompensa por mí, pensó entre angustia y felicidad.
Pero nada de eso, fue entregado gentilmente a quienes correspondía, habiendo mantenido a salvo la carga que se le había encomendado, aquel transeúnte era un policía, y optó por regresar a este hedonista y un tanto deteriorado bolso.
El siguiente destino era Máncora, a ver si podría descansar un poco, ya que entre aviones, autobuses, y abandonos en la carretera paree que de vida útil, ya poco le queda. 

Por: Angel Bouroncle

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