Todavía me parece un sueño haber ganado y estar levantando la copa, después de tantos sacrificios y lágrimas; pero como decía mi abuelita Carmela todo esfuerzo vale la pena y será muy bien recompensado.
Recuerdo aún aquel día en que nos presentaron a todas; cada una de nosotras venía de diferentes distritos, representaba a su colegio en todos los campeonatos; estábamos todavía un poco nerviosas con la idea de asumir un compromiso tan grande. Habíamos sido seleccionadas para formar parte de la selección de vóley del Perú y representarlo en el campeonato sudamericano.
Al principio todas nos mostramos un poco reacias der ver nuevos rostros, que jamás habíamos visto en toda nuestra corta vida y empezábamos a sacar concepto de las personalidades de cada una de nosotras, conceptos por supuesto errados en su totalidad, que conforme empezamos a tratarnos y a frecuentarnos en los entrenamientos se iban desmoronando.
Erika una flaca de ojos celestes, cabello rubio, piernas largas y con brackets encima de sus dientes blancos. Particularmente me parecía una pituca, creída y encima venía de Miraflores; pero nada de mis alusiones fueron ciertas. Era todo lo contrario una persona tan sencilla, noble y muy sensible que se convirtió en una de mis mejores amigas.
Cada entrenamiento era fuerte duraba al principio solo dos horas, pero conforme se acercaba el campeonato aumentó en cuatro; no teníamos tiempo para nada apenas salíamos de nuestros respectivos colegios, nos dirigíamos a la preparación, donde nos esperaba la profe Karla, tan exigente y dura con nosotras; pero en el fondo era tan dulce que acabamos por quererla mucho.
No me alcanzarían las hojas para describir a cada una de las integrantes del equipo, pero llegamos a formar un lindo grupo que estaba unido ante todo. Como olvidar los chistes de Rosa, cada vez que perdíamos un juego amistoso; las coreografías de Janet para cada punto que hacíamos y las imitaciones de nosotras mismas hechas por Lorena una morena de ojos grandes, labios gruesos y voz gruesa, que venía del distrito de Barrios Altos.
Bueno no quiero dejar mencionar a María, Lucero, Yuri, Vanesa y Gloria, todas nosotras junto con la profe Karla, nos fijamos una meta que teníamos que cumplirla a toda costa; no solo para alegría de nosotras sino también, para enorgullecer a nuestras familias, a nuestro hinchas que siempre estuvieron ahí a pesar de las derrotas y sobretodo deja en alto en nombre del país.
El día esperado llegó, desde muy temprano nos reunimos para concentrarnos y recibir las últimas indicaciones de la profe al pie de la letra. Algunas de nosotras incluida yo nos encontrábamos un poco nerviosas; porque sabíamos que este juego seria decisivo para nuestro futuro profesional.
Una vez calmados los nervios con palabras de aliento de nuestros padres, de escuchar las porras que gritaba la hinchada, nos sentimos muy relajadas y con ganas de dar todo de nosotras con garra y corazón por darle una gran alegría a todo el país; entonces salimos a jugar.
Después de terminar los dos primeros set, uno ganado y el otro perdido; este tercer seria el decisivo; así que planeamos hacer nuestras mejores tácticas, evaluando nuestras fallas en los dos primeras rondas de juego, de modo que no volviéramos a cometer los mismos errores.
Íbamos ya diez contra siete, solo nos faltaba cinco puntos más y teníamos el campeonato ganado; entonces sin darme cuenta sonó el pitazo final y el juez del evento decía a viva voz Perú Campeón Sudamericano de Menores 2012. No lo podía creer era como un sueño, pero era la realidad.
Ahora teniendo la copa entre mis manos recuerdo todo lo que nos costó conseguir este triunfo, pero no me arrepiento de cuanto sacrificio hice para poder formar parte de esta selección, solo me llena de satisfacción el hecho de saber que ahora las cosas de alguna manera serán diferentes para todo el equipo, por supuesto para bien y sobre todo de haber obtenido el título de campeonas para orgullo de todo el país.
Por: Gissela Carhuamaca Portillo.
Por: Gissela Carhuamaca Portillo.
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