martes, 4 de diciembre de 2012
Predilección de apasionados
Entre al bar de dudosa reputación, la noche anterior pase mis últimos momentos de lucidez contigo, en realidad, pienso que a tu lado es mejor vivir de la demencia, demencia de enamorados.
Esta vez, quien me sirvió el vaso no fue el fulano que atiende a miles de alcohólicos y el mismo que expresaba que yo no era parte de estos infortunados quienes no tienen ningún motivo de seguir existiendo. El sujeto era un romántico, no brillaba por hacer grandes hazañas literarias, pero comprendía el amor, algo que muy pocos entienden en esta era.
En esta nefasta oportunidad, una mano diferente recorrió con pocas ganas el envase de ron, y sirvió sin ningún sentido en mi vaso, buscando que me sienta intimidado o tentado hacia ella.
Casi lo logra, estuvo al borde, sus ojos atemorizaban y quebrantaban mi alma recibiendo sin percatarme el vaso recién servido por sus delicadas manos.
Sin lograr sacarme una sonrisa ni poder convertirme en un atrevido seductor -algo que no he aspirado en mi corta vida - , no sentí la necesidad de darle una muestra de gratitud frente a su acción, al contrario, me levanté y procedí al retiro del lugar mientras ella me observaba nuevamente con esos ojos provocadores.y el tipo exclamaba el pago del liquido elemento -me aprovecho de la confianza que tengo con él para poder largarme del lugar cuando me apetezca -
Ya era otro día de largarme con todos los impulsos que dominaban mi cuerpo, sin embargo, esta vez salía sobrio, limpio, sano, como si no quedará ningún rastro de alcohol en mi.
Esta vez volvía a tu morada tranquilo, con el sol despertando a los demás mortales, aguardando encontrarte echada del lado izquierdo de la cama, esperando mi triunfante regreso.
Samuel Moreno Luna
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