martes, 4 de diciembre de 2012

Indicios de perspectivas


El deslumbrante sol emergía mientras yo escapaba de la covacha llamada taberna. Tenía que aparecer lo más pronto posible en el lugar acordado, porque una promesa es una promesa, y más cuando se trata de encontrarme con tu figura y volver a enamorarme de tu figura, como sucedía en los días que podía acecharte.

Bajabas las largas y aburridas escaleras con tranquilidad, tenías ese arreglo en tu cabello que tanto me gusta, me miraste y en tus ojos no reflejaban la tristeza de ningún corazón malherido, al contrario, el tenerme en frente solo te hacía más radiante.

Caminamos sin ningún apuro, era como si estuviéramos en la misma burbuja de amor solo los dos meditando sobre esta chabacana sociedad, oyendo mis quejas acerca de lo inculta que puede ser los individuos del planeta, pero sin cambiar tu angelical rostro, como si compartieras indirectamente con mis alocadas reflexiones.

Atravesamos el largo camino entre edificios viejos,sujetos de dudosa reputación y el odioso sol que perturbaba mi cabeza pero a su vez le daba esa elegancia a tu adorable persona.

Llegamos a la estación de trenes, nuestro ferrocarril personal estaba a punto de salir, los dos únicos pasajeros, eramos los dos, nuestra parada, la unión de nuestros sueños.

El suburbano partió, contemplabas a través de su vidrio los distintos paisajes del campo, hasta el anochecer de nuestro interminable viaje donde caíste profundamente dormida ante la mirada de las inspiradas estrellas quienes nos acompañaban en este camino de ilusiones recuperadas.

Samuel Moreno

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